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como catar un vino

  • Foto del escritor: Vinitos Gt
    Vinitos Gt
  • 20 may 2019
  • 3 Min. de lectura

Como bien señala la Real Academia de la Lengua Española, el significado de catar hace referencia a la acción de probar un alimento o bebida para examinar su sabor o calidad. Un concepto que, en especial, está ligado al mundo del vino, sus amantes y los profesionales que se dedican a esta cultura milenaria.

Y, es que, este ritual de probar y someter a juicio un determinado es mucho más amplio y complejo de lo que podríamos llegar a imaginar. Existen diversos métodos de catas entre los que seguramente destaquen por encima del resto tres: la cata a ciegas, la cata horizontal y la cata vertical.

Sobre ellas vamos a hablar en este nuevo post en el que trataremos de desvelar los entresijos y las singularidades de cada una de ellas.

La cata a ciegas consiste en que las personas que van a realizarla no saben qué vino van a degustar ya que la botella de vino está enfundada. De esta forma, los catadores no se ven influenciados a la hora de dar su veredicto final. Un tipo de cata que requiere cierta experiencia en conocimientos vinícolas pero que resulta muy entretenida. En la cata a ciegas existen, además, distintos grados de dificultad que ponen a prueba los conocimientos y habilidades del catador para saber diferenciar el tipo de vino que está probando, la variedad con la que se ha elaborado o la añada o denominación en los casos más complejos.

Cabe destacar que en este mundo existe cierto debate sobre la conveniencia de las catas a ciegas. Como argumento a favor destaca que la cata a ciegas es la manera más imparcial y objetiva de examinar un vino, mientras que los que se postulan en contra argumentan que la etiqueta del vino aporta una información muy válida para que el catador pueda realizar su análisis.

Por otro lado está la cata horizontal. Un tipo de cata en el que se prueban distintos vinos pero de distinta cosecha y de la misma Denominación de Origen. Así se podrán comparar las distintas elaboraciones de los vinos que han sido catados y la calidad de la uva empleada. La cata horizontal se hace de forma sistemática con los vinos producidos en cada depósito de fermentación de cada añada. Asimismo, este procedimiento también lo llevan a cabo los distribuidores que compran vino en la propia bodega para su posterior embotellado. De esta cata saldrá, además, el precio final del producto.

Por último, y no por ello menos importante, está la cata vertical. Cuando nos referimos a cata vertical hacemos referencia a los tipos de vinos que se van a degustar en esa cata. Este tipo se caracteriza por someter a juicio una serie de vinos con unos puntos en común, pero siendo de distintas añadas.

La cata vertical ofrece una ventaja sobre el resto de tipos, y es que permite evaluar varios aspectos del producto. Uno de ellos, poner a prueba la capacidad que tiene el vino para evolucionar, y si su evolución le afecta de manera positiva o negativa. Otro, por ejemplo, es la capacidad de conservación que el vino ofrece en botella y su posterior desarrollo.

Como podemos apreciar, un término con un significado “diferente” a lo que podíamos imaginar en un principio pero que, en definitiva, busca esa buena degustación por parte de los catadores para sacar mayor beneficio a un elemento común, el vino..


 
 
 

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